Hoy día, la abrumadora cantidad de información impide, eventualmente, saber qué es un hecho o una suposición, fundada.
En las noticias escuché que los aborígenes australianos, conocedores de la severidad de los incendios forestales catastróficos en tierras del eucalipto, realizaban quemas prescritas para reducir el volumen del combustible, en previsión de los incendios catastróficos, que en esos bosques son devastadores.
Igualmente, que los “incivilizados indios” de Norteamérica, así catalogados por la fauna neoliberal que ha tratado de apropiarse de los recursos naturales del mundo entero, no construían ciudades porque sabían que los ciclos de los fenómenos naturales (incendios en bosques y praderas, huracanes, tormentas eléctricas y ventiscas de hielo, entre otros), lo hacían inviable en su época.
El avance tecnológico permitió imponerse a la naturaleza pero, aún con ello, continuamos llorando periódicamente cuando aquélla destruye los “chalets” construidos en los bosques y los lujosos yates, no aptos para cualquier mortal, destruidos por los huracanes.
¿ Quien ha resultado más incivilizado ?.
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